martes, septiembre 26, 2006

El Robot Gigante


Todos los que tengan algún conocimiento sobre el género de la ciencia ficción japonesa, advierten que cuando un OVNI se estrella en el mar cerca de Tokio, las posibilidades de que un monstruo gigante ataque la ciudad son bastante buenas. ¿O quizás deberíamos llamarlo intuición?No demasiado lejos del impacto encontrábamos a Daisaku Kusama, un curioso niño que contemplaba el horizonte a través de la cubierta de un barco, cuando repentinamente se topa con un señor llamado Gerry Monno. Después de aproximadamente tres minutos de charla, Monno divulga que él es un agente secreto del escuadrón "Unicornio". Uno se pregunta, ¿cómo pudo un niño como Daisaku sacarle tan valiosa información a este agente? Bueno, Daisaku simplemente preguntó: "¿Así? ¿y qué es lo hace usted?" A lo qué Gerry contestó, "Pues, soy un agente secreto de Unicornio, digo... soy escritor." Plop.

Para agregar credibilidad a esta historia, el agente Mono saca su teléfono futurista (al menos en la serie se suponía que era futurista, en realidad parecía la antena de un carro) y envía un informe a la jefatura de Unicornio. Suponemos pues, que la sutileza no es un requisito previo para llegar a ser un agente secreto.
Antes de que Gerry logre divulgar otro tema adicional sobre la seguridad nacional, el barco es atacado por... sí señor, usted lo adivinó bien... ¡un mounstro gigante! ¿Y qué hace uno cuando es atacado en un barco por un monstruo gigante? usted salta al agua y se dirige... ¡hacia la criatura!

De alguna forma, el brillante plan funciona, Daisaku y Gerry logran nadar hacia la orilla de una isla pero antes de que puedan sentirse aliviados, descubren que esta es dominada por la pandilla malvada de los Gargoyle, unos enemigos jurados de la humanidad, los cuales tenían un especial desprecio a los agentes de Unicornio.
Ahora, esto nos plantea una gran interrogante: ¿cuál es la manera más fácil de decidir si una pandilla es malvada? Bueno, si la pandilla tiene calaveras grabadas en sus uniformes se puede decir que es una buena indicación de maldad. Otra buena señal es si los integrantes de la pandilla culminan cada frase con una carcajada medio loca. En conclusión: carcajadas locas + calaveras = pandilla malvada. Ahora sí, prosigamos con nuestro relato.

Daisaku y Gerry son capturados por los Gargoyles y llevados al interrogatorio. Aquí descubrimos que la pandilla Gargoyle trabaja en colaboración con el Emperador Guillotina, un malvado alienígeno con unas ganas tremendas de controlar el mundo. ¿Y cuál es el mejor método para controlar el mundo? Elemental, utilizar a un monstruo gigante (en este caso, Dracolón, el gran monstruo marino) para que destruya algunos edificios y cree pánico entre la población (cualquier similitud con otro malvado y un Banco de la Nación de su país es pura coincidencia).

En lo que se podría considerar un récord de incompetencia por parte de los Gargoyles, Daisaku y Gerry logran escapar de su calvario después de dos minutos y al huir a través de un túnel logran descubrir al ¡Robot Gigante! (supongo que era inevitable, si estaba con su cartelito y todo). Es entonces cuando se topan con el Dr. Lucious Guardian, un científico que es prisionero de los Gargoyles y que anteriormente había sido forzado a construir al inmenso robot como arma de destrucción masiva. ¿Porque usted no pensó que lo querían para vender caramelitos, no?

El Dr. Guardian explica al dúo que el único elemento que hace falta para que el Robot Gigante comience a funcionar es una descarga atómica (suena bastante práctico), y la persona que controle al robot sería la primera que grabe su voz en un reloj especialmente diseñado por él. Cuando Daisaku se coloca el reloj (el porqué el Dr. Guardian deja a un chibolo legañoso jugar con éste reloj está fuera de mi conocimiento) se dan cuenta que han sido alcanzados por la pandilla de los Gargoyle.

El Dr. Guardian coje un arma y ordena a Daisaku y Gerry a escapar mientras él mantiene ocupados a los villanos (un amable gesto el del doctor, que es acribillado unos segundos después). Pero Guardian tenía un as escondido debajo de la manga: una bomba atómica, programada para estallar "en cualquier momento".
Lógicamente, Daisaku y Gerry logran escapar justo cuando la bomba estalla y toda la base es envuelta en llamas. Ni siquiera el hecho de estar a pocos metros de la explosión radioactiva parece tener efecto alguno sobre nuestros héroes. Algo que sí logra el estallido es activar al Robot Gigante, Daisaku recuerda que tiene puesto el reloj intercomunicador y toma el control del robot, ordenándole que los lleve a casa. Cuando vuelan de regreso a Tokio (al menos pensábamos que se iban allí), el escuadrón Unicornio contacta a Gerry para informarle que la ciudad estaba siendo atacada por Dracolón (¡pues ya era hora, si faltaban sólo cinco minutos para que termine el programa!) Daisaku ordena al Robot Gigante que destruya a Dracolón y colorín colorado, el primer capítulo ha terminado.

Robot Gigante fue ideado en 1966 por el cartonista Mitsuru Yokoyama, el mismo creador del Hombre de Acero Sus creaciones compartían muchas semejanzas, ambos eran robots manejados por niños prodigios, podían volar por medio de cohetes en las espaldas y tenían diseños inspirados en guerreros antiguos (mientras la cresta del Hombre de Acero parecía asemejarse a un guerrero troyano o a un gladiador romano, el Robot Gigante tenía las características de una esfinge egipcia).

La productora Toei Company fue la encargada de introducir el personaje de Yokoyama a la televisión y su estreno se produjo en 1967 con el nombre de "Jyanto Robo" (en USA se le bautizaría como "Johnny Sokko and his Flying Robot"). El Robot podía volar y lanzar rayos de sus ojos, aunque su arma preferida eran unos misiles que salían disparados de sus dedos (el robot siempre posaba antes de disparar los misiles, como si estuviera bailando Macarena en plena batalla).En el episodio final titulado "El último día del Emperador Guillotina", el conocido villano cargaba una poderosa bomba dentro de su cuerpo y amenazando con exterminar el planeta. En ese momento y contra todo pronóstico, Robot Gigante adquiere voluntad propia y desobedeciendo las órdenes de Daisaku, sujeta a su enemigo y lo lleva fuera de la atmósfera terrestre, explotando los dos y desapareciendo en el espacio. La tristeza causada por la pérdida del robot afecta visiblemente a todo el escuadrón, sobretodo a un inconsolable Daisaku, quien lleno de lágrimas comprueba que esta vez, la Tierra ha sido salvada a un alto precio.

La voz en off del locutor cerraba la serie con estas palabras: "Y este es el final de la historia del Robot Gigante quien se sacrificó para salvar a la Tierra del temible Emperador Guillotina; pero quién sabe, quizás algún día cuando Daisaku lo necesite, él regresará del cielo otra vez, como por un milagro, para estar de nuevo entre nosotros...". Al mirar a nuestro alrededor constatamos que ni un ojo estaba seco.

Aqui un videito, de los pocos que quedan en Youtube (los están borrando)



Tomado de Arkiv Perú: http://www.arkivperu.com
Título en inglés: Johnny Sokko and his Flying Robot

lunes, septiembre 25, 2006

El Topo Gigio

Una de las series infantiles que mejores recuerdos me trae es el Topo Gigio. La que más recuerdo era la versión peruana (gracias por la corrección) en blanco y negro, allá en los inicios de los 70s, con Braulio Castillo. En otra versión lo vi con Raul Astor (mexicana?).

Como él siempre explicaba, "topo" es ratón en italiano, por lo tanto él no era un topo sino un ratón, un ratón que hablaba con acento italiano y siempre se vestía de doctor, chino, o lo que sea. El momento cumbre de la serie era cuando se iba a la cama y el Topo Gigio se le adelantaba y decía "a la camita, a la camitaaaaa. Lo dije yo primero, lo dije yo primero" y luego pedía el "besito de las buenas noches", cuando el humano que lo acompañaba, en este caso "Braulito" le daba el besito pegaba un grito de alegría que chillaba en los oídos.
En mi época sacó un álbum de canciones muy lindo que lamentablemente mi papá no me lo quiso comprar porque decía que esas canciones hacían bobos a los niños. Ahora debe ser una reliquia, me gustaba en especial una canción que cantaba en italiano acerca de un reloj, y empezaba con "tic toc tic toc".
Bueno, esas son las dos versiones que yo pude admirar en mi niñez, pero investigando en la internet veo que se hicieron muchas versiones, la italiana, la uruguaya e incluso una estadounidense con Ed Sullivan.
Mi veterana nos compró a mi hermano y a mi dos muñecos Topo Gigio que aunque no eran a tamaño natural sino más grandes y más pipones nos brindaron cientos de horas de diversión que no olvidaremos jamás.
Buscando encontré este video en el que aparece con el "Dr. Chapatín" (personaje de Chespirito).